testimonios + 2014 Mayo 21, Guatemala
Recibí mensajes, de Guatemala, Italia, Bélgica y Nicaragua en ocasión del deceso de Chiqui. Les mando el testimonio muy lindo de Karina Luna. Quisas gabriela lo podría insertar en facbook.
Gerardo
Chiqui.... siempre con una sonrisa... así debe haber llegado frente a Dios... con esa sonrisa!!
Hay tanto que recordar de ésta mujer... cuántos años tendría? varias veces me dijo que no quería llegar a 35 porque uno era viejo a esa edad.. yo ya tenía 35!!! y por más que le explicara que no se era viejo a esa edad ella repetía que no quería llegar a 35.
Recuerdo que yo acababa de empezar a trabajar en el Mojoca y Chiqui estaba discutiendo e insultando y le pedían que se fuera porque ya era hora de irse. Como no terminaba de discutir le dije al oído: "Chiqui, venganse, vámonos la invito a una cervecita" salió detrás de mi felíz! Nos atravesamos la calle, enfrente había una señora que vendía dulces en un canasto y le pedí dos paletas de esas que se llaman cervecita. Le dí una a Chiqui y ella se empezó a reír tanto que se le olvidó el pleito, nos fuimos juntas caminando disfrutando nuestra "cervecita" y en la 4a. avenida nos despedimos. Siempre he recordado esa anécdota....
Cuando desapareció repentinamente hace unos años fue triste para muchos de nosotros. La creímos muerta y poco a poco nos fuimos acostumbrando a su ausencia.
Creo que pasaron casi dos años. Un dia en el almuerzo platicábamos con Pati García recordando a "La Chiqui" y por la tarde estaba en casa cuando me llama Pati y me dice: "Estás sentada?" "Te va a hablar alguien" y cuando escucho me dicen "Hola seño, soy la Chiqui" Casi caigo muerta de sorpresa y de alegría.
Al dia siguiente cuando la ví en Mojoca conocía a la verdadera Chiqui: Un rostro precioso. Sobria, alegre como siempre, una mujer muy bonita, con muchos propósitos. Contó lo triste que había vivido todo este tiempo donde había estado encerrada.
Ese día logró escaparse porque la habían enviado a la terminal a pedir para la comida de ese lugar y en un descuido se huyó y llegó a Mojoca.
Se resistió a ingresar a la casa 8 de marzo y poco a poco la calle, su casa, la fue consumiendo nuevamente.
Cada año cuando organizábamos las actividades previas a la navidad con los chicos, ella siempre ofrecía el vestido del niñito. Ella siempre lo compraba. La última vez compró un vestidito de lana blanco con gorrita y escarpines.
Esa era La Chiqui. Siempre dando.
Dios la ha de haber recibido con los brazos abiertos!!!
Hasta pronto Chiqui.
Karina