los libros + “de la religion al evangelio - jóvenes revolucionarios en Nicaragua” + presentación

PRESENTACIÓN

La "teología de la liberación", que nace en América Latina y Europa de la reflexión en la práctica de las comunidades de base y de los grupos cristianos comprometidos en la lucha contra la explotación de los hombres, se dio a conocer mucho más desde que la condenó el Vaticano y trató de vaciarla de su contenido.

Este libro trata este tema, pero no basándose en escritos, sino examinando la práctica de los jóvenes cristianos comprometidos con la revolución en Nicaragua.

Es cierto que la reflexión teológica es importante y hubiera sido alentador que los teólogos progresistas y obispos que se dedican a ella, hubieran defendido con más coraje la iglesia de los pobres de Nicaragua como lo han hecho un Giulio Girardi, un Pedro Casaldaliga, obispo de Brasil, un Méndez Arceo, obispo de México.

La investigación que presento se basa en las historias de la vida de algunos jóvenes cristianos comprometidos con la revolución sandinista. Es la continuación de un trabajo publicado en 1984 por las ediciones "Vie Ouvriére" con el título "II n'y a plus d'adolescence! Les jeunes au Nicaragua." En ese libro analicé cómo la revolución sandinista que había sido hecha sobre todo por jóvenes, estudiantes universitarios y de escuelas secundarias, les permitía liberarse de una condición de subordinación y marginalidad que caracteriza a los jóvenes de las sociedades post-industriales.

Examinaré, además del tema principal de mi investigación, ciertos aspectos de la condición de la juventud nicaragüense que no tomé en consideración en mi libro anterior: la adolescencia en el campo, lo que se vive en el servicio militar, la guerrilla contrarrevolucionaria financiada y dirigida por el gobierno de los Estados Unidos de América.

Esta investigación fue realizada dentro de las actividades del Centro Ecuménico Valdivieso de Managua. Gracias a la ayuda de esta institución y de muchas otras personas y organizaciones me fue posible realizar este estudio. Quiero dar las gracias afectuosamente al padre Uriel Molina y a los colegas del Centro Valdivieso, al padre Antonio Castro, cura del barrio popular Larreynaga de Managua, al pastor Miguel Ángel Casco, coordinador general del Centro Evangélico Cepres, a Don Giovanni Testa, cura de Achuapa, a Ernesto Espinoza y a los otros delegados de la Palabra de Dios del "Bloque Intercomunitario para el Bienestar Cristiano" de Somotillo, a Gigi Bassani y a los camaradas del Acra, organización no gubernamental italiana de León, al padre Fernando Cardenal, ministro de educación. También agradezco a Socorro Morales Solís, Gleysis Irías, Yadira Irías Aragón, Elisabeth Hooker, Georgina Valdivia que con gran empeño han mecanografiado las entrevistas. A Giulio Girardi, Ezio Ponzo, Agnese Tonellato y Emmanuela Tardioli que leyeron el manuscrito y me hicieron observaciones críticas.

Pero tengo una deuda de gratitud muy especial con Alois Berta que hizo un trabajo de benedictino al revisar la ortografía y el estilo de la versión francesa. Si este libro pudo ver la luz del día se debe al trabajo infatigable y obstinado de innumerables amigos y asociaciones de Bélgica, Suiza y Francia que convencieron al editor de publicarlo aceptando suscripciones de antemano. Desgraciadamente, en estos tiempos es más fácil vender libros de cocina y de bricolage que los que tratan sobre los pobres y el Evangelio. Se necesita coraje para tratar de romper el muro del silencio y de la desinformación que las multinacionales de la 'información' de Estados Unidos construyeron alrededor de Nicaragua con la complicidad de nuestros gobiernos, periódicos y televisiones. Este libro es pues el fruto de la colaboración de muchos amigos, un testimonio de su solidaridad con el pueblo y la Iglesia popular de Nicaragua.

Dirigiendo esta investigación, reviví la experiencia que tuve desde 1966 con los habitantes del barrio de Prato Rotondo en Roma cuando descubrí, participando en sus vidas y sus luchas, el Evangelio de Liberación de Jesucristo. Eran los años de los movimientos de base en las universidades, en las escuelas, en las fábricas, en los barrios populares y en los cinturones de miseria, los años del Concilio Vaticano II, del nacimiento en América Latina y Europa de las comunidades de base y del movimiento "Cristianos por el Socialismo". Muchas de las aspiraciones de personas que han participado en estos movimientos están a punto de realizarse hoy en Nicaragua a pesar de las numerosas contradicciones, dificultades, sufrimientos y desalientos que caracterizan esta experiencia revolucionaria.

Quisiera dedicar este libro a muchas personas, sobre todo a los jóvenes nicaragüenses, creyentes o no, comprometidos en la construcción de una sociedad fraterna de acuerdo a los valores del Evangelio, a las comunidades de base nicaragüenses y europeas, a los vecinos de Prato Rotondo y de Magliana, barrio popular de Roma, que me han hecho tomar conciencia de muchos aspectos de la sociedad y de la Iglesia permitiéndome participar en sus luchas por la vivienda, la salud, la educación. Quisiera recordar particularmente a tres personas que me han ayudado en mi lucha para separarme de la religión y convertirme al Evangelio: mis padres, católicos tradicionales pero de fe sincera que me han animado a seguir fiel a los pobres aun a costa de la obediencia a superiores religiosos que me alejaban de ellos, y que con más de 70 años, han encontrado en los movimientos cristianos de base la interpretación del Evangelio que estaba de acuerdo con la práctica de su vida; a Léon Girlot, obrero, sindicalista, militante del Partido Comunista Belga, que trabaja con pasión por la unidad de los cristianos y comunistas en la lucha por la justicia. Sus sueños como los míos y de tantos otros están a punto de realizarse en Nicaragua.

Mi investigación no tiene sólo un fin científico sino que tiene también un fin práctico: quisiera animar a los cristianos europeos, particularmente a los jóvenes, a que descubran el Evangelio de Jesucristo poniéndose del lado de los oprimidos. También escribo este libro para los que piensan que han perdido la fe en Cristo; escandalizados por el comportamiento de mucha gente de Iglesia, se han alejado de la religión. Pienso en efecto, que en nuestras sociedades dichas cristianas, el ateísmo es a menudo una condición útil si no necesaria para descubrir el Evangelio. Quisiera también fomentar una solidaridad mayor con las comunidades de base nicaragüenses, una solidaridad crítica no incondicional. Nicaragua no ha conseguido, desgraciadamente, la solidaridad que podría esperar aun de la gente de izquierda: los gobiernos, los partidos políticos, los sindicatos, los periodistas y los intelectuales no le han dado más que un apoyo insuficiente. Está de moda entre la gente de izquierda tomar distancia de la revolución sandinista, de prodigar, desde lejos en la tranquilidad de sus casas burguesas lo que conviene o no hacer. La información dominante fabricada por las multinacionales de Estados Unidos y retransmitida a las televisiones y periódicos, tiende a mostrar a la Nicaragua sandinista como un régimen totalitario, poco respetuoso de los derechos humanos, peligroso para las iglesias. Este país tan pequeño, pobre, del tercer mundo le hace frente desde hace diez años, a Estados Unidos, la potencia militar, económica e ideológica más grande de todos los tiempos. David contra Goliat. Este libro toma partido por David, el partido de la esperanza.

Después de leer este libro me decía un amigo: "Es un grito de amor y de cólera". Un grito de amor por los pobres que se liberan, por la Iglesia de los pobres que anuncia la buena nueva de la liberación de Jesucristo. Un grito de cólera contra aquellos que quieren restablecer la opresión, contra ciertos sectores de la jerarquía católico que persiguen las comunidades de base. El libro contiene expresiones, a veces muy duras, contra Reagan, el papa Juan Pablo II y ciertos obispos de Nicaragua. Pero yo subrayo que condeno ciertos comportamientos sin que esto implique juzgar a las personas, sus intenciones, su (buena) fe. La cólera también puede ser una expresión del amor; amar a los ricos y opresores no es amar sus riquezas y sus injusticias, ese cáncer que los corroe, sino que es querer quitárselo y darles así la oportunidad de crear lazos de amistad y de amor en un plano de igualdad. ¿No es eso lo esencial del Evangelio y de todo humanismo? De todas maneras, lo importante en este libro no es lo que yo escribo sino el testimonio de los jóvenes nicaragüenses fundado en la sangre, el sufrimiento y la fe de su pueblo.