los libros + “jóvenes trabajadores de los cinco continentes” + presentación

           Historias de marginación y liberación

 Traducción castellana de Moteserrat Iniesta & Carles Feixa

DEDICATORIA

¡Las clases sociales ya no existen! Resulta evidente, puesto que tantos intelectuales de izquierdas, de derecha y de cualquier signo lo proclaman al unísono. Se me perdonará, pues, la ingenuidad y el anacronismo de dedicar esta investigación a los jóvenes de las clases populares que siguen padeciendo la opresión de las clases privilegiadas (y de los adultos), sobre todo a aquellos que luchan para que esta opresión desaparezca en la realidad y no solo en los libros y en la ideología neoliberal. A los jóvenes de la JOCI (Juventud Obrera Cristiana Internacional) que insisten en soñar en una sociedad igualitaria y fraternal, e intentan prepararla en su vida cotidiana. Y a los jóvenes sandinistas de Nicaragua que, desde hace diez años ya, resisten a los ataques del capitalismo internacional y construyen, entre sufrimiento y sangre, el sueño de todos cuantos, seducidos por la justicia, quieren que los derechos de todos, sobre todo de los mas débiles, sean respetados, no solamente en teoría, como tan bien sabe hacerse en nuestros países, sino en la realidad de cada día.  

PRESENTACION

A principios de los años setenta fui invitado por Jean-Claude Brau a trabajar con la JOC Valona como participante en unas sesiones de estudio. Era la época en que la JOC reflexionaba sobre su identidad,  en nuestro trabajo en común descubrimos profundas convergencias entre la practica del movimiento y la teoría sobre la adolescencia que en aquel momento estaba elaborando, basándome no solo en mis investigaciones en la universidad, sino sobre todo en mi experiencia de vida con jóvenes de los suburbios y de los barrios populares de Roma. Fueron los amigos de la JOC Valona quienes me incitaron a escribir el libro “Supprimer l’adolescence?” (1981), fruto de este trabajo en común.

Conocí posteriormente a los jocistas de la coordinadora europea (JOCE), mundial (JOCI) y también de numerosos países. Estas experiencias me convencieron de que la JOC había elaborado un método eficaz para concienciar y formar a los jóvenes de los medios populares, un método que contiene enseñanzas válidas para todas las organizaciones cuyo objetivo es ayudar a los oprimidos a tomar conciencia de su condición y a organizarse para mejorarla. Me pareció por tanto útil emprender una investigación con los jóvenes de la JOC para comprender mejor como llegaban a dotarse de una condición de clase y a alinearse en una organización obrera.

La ocasión de realizar este proyecto se me brindo cuando fui invitado a participar como observador en el Consejo Mundial de la JOC Internacional (JOCI), celebrado en Sao Paulo en Brasil, del 6 de septiembre al 5 de octubre de 1987. Participaron ciento veintidós personas: los delegados de cuarenta países, los miembros de las coordinadoras mundiales y continentales, así como observadores. Estos dirigentes procedentes de África, de Asia, de Oceanía y del Pacifico, de Europa, de América del Sur y del Norte, son testigos privilegiados de la condición de los jóvenes de los medios populares en el mundo entero.

Durante los escasos momentos de tiempo libre que se concedían los congresistas, pude recoger las diecisiete historias de vida que presente en este libro. Junto con otras informaciones que provienen de los trabajos de grupo, de las asambleas generales y de los documentos elaborados por el Consejo, permiten comprender mejor la marginalidad y la opresión que padecen los jóvenes, sobre todo aquellos de las clases populares, las formas innombrables de la explotación en los países industrializados y en los del Tercer Mundo, el proceso de toma de conciencia y de compromiso para liberar a  los oprimidos, los múltiples tipos de acción que lleva a cabo la JOC en las fabricas, las escuelas, los barrios populares, la represión que se cierne sobre los jóvenes que no se resignan a la injusticia. Los testimonios de los jocistas nos permiten igualmente captar el sentido de su fe en Jesucristo.

Yo ya había realizado investigaciones sobre los mismos temas en Nicaragua (1984, 1989) y, con oros colaboradores, en Italia (1981, 1984), lo que me permitió constatar convergencias entre jocistas, sandinistas y jóvenes de comunidades cristianas de base, en la andadura de la toma de conciencia y en la manera de concebir el cristianismo. Creo que las biografías de los jocistas africanos, asiáticos, latinoamericanos y europeos son ricas en enseñanzas y aliento para todos aquellos jóvenes que quisieran salir de la condición de marginalidad y de dependencia en las que los recluyen las sociedades basadas en el beneficio, el dinero, el poder y no en el respeto de la persona humana.

Solo me queda agradecer con afecto a todas las personas que me han permitido realizar esta investigación: la coordinadora mundial de la JOCI, que me invito al Consejo de Sao Paulo; la JOC Europea, que se encargo de mecanografiar las entrevistas; los traductores Gérard Adam y Pierre Perranrd para el japonés, Paul Vallat para el chino, Liselotte Piette que tradujo el texto de la jocista coreana, Jacques Hanon, Jean-Claude Brau, Giorgio Casula, Rocco d’Amore, Lidia Miani, Giovanni Avena quienes me hicieron observaciones criticas sobre el contenido del libro. Y, por supuesto, los diecisiete jocistas que nos narraron la historia de sus vidas.

Espero que este libro pueda despertar o reforzar en muchos jóvenes el ansia de rebelarse contra la injusticia, de comprometerse para construir una sociedad en la cual todos los hombres sean respetados y amados, e incluso de formar con jóvenes de los medios populares grupos similares a los de la JOC.