cartas + 2014 abril 23

EL SEPULCRO DEL HOMBRE, LA GLORIA DE DIOS

Los cuadros evangèlicos de este domingo convergen todos hacia el sepulcro y obligan la comprensión y la aceptación de la luz de la resurrección exclusivamente a través de la oscuridad de la tumba.

Para el Domingo de Pascua, la Iglesia escoge un pasaje de Juan que de hecho nos deja en suspenso, no termina, no hay aparición de Jesús que pueda verdaderamente dar testimonio de su resurrección. Es un pasaje que tiene como protagonista al sepulcro, no a Jesús: en nueve versìculos se nombra siete veces; esto significa que es una presencia total, completa, que tendrìa que inquietar. El sepulcro indica en forma eficaz el fin y la fin del hombre y de la historia: todo se escapa, todo llega a su tumba. Pasan las edades, pasa el poder de un imperio a otro, de un amo a otro, de un varòn a otro, pero al final todo llega a su tumba, y ahí termina. También pasan la justicia y las conquistas de dignidad, pagadas con precio de sangre, pero al final, ellas también terminan en la tumba. La tumba acoge a todos y a todo, y todavía hay espacio para llenar.

He ahì donde se sumergió al final de cuentas tambièn el hijo de Dios, con la encarnación, él y toda su "buena noticia", el reino anunciado con palabras y hechos: dentro del sepulcro, en la oscuridad total.

Escribo desde Guatemala, donde desde hace trece años nos esforzamos de sembrar semillas de resurrección entre niños esclavos, encorvados todo el día para construir cohetes y fuegos artificiales (www.sullastradaonlus.it).

Escribo desde Guatemala, violentado Paìs de América Central y por esta razòn entre los paìses más violentos del mundo. En el ranking de los países más violentos, entre los primeros diez estàn Guatemala y otros dos pequeños países del pequeñìsimo Centroamérica. Por cierto es porquè este último siempre ha sido "el patio trasero" del imperio de EE.UU. Con la despiadada explotación de sus tierras y de su gente, y con la infame "Escuela de las Américas" ( http://www.youtube.com/watch?v=me5Gw_yG6bs ) la lógica de aquel –como de cualquier imperio– ha inyectado en este rincón del mundo, con la violencia dominante, tanto odio y sed de venganza, que aún rezuma abundante de sus venas abiertas; la tendencia a resolver "con mano dura" cualquier problema, entierra el pueblo dentro del sepulcro de la resignación. Aquí abundan las sectas –protestantes y católicas– que ensalzan a la sòla oración carismática, y de ahì brota una lectura fundamentalista de la Biblia. Esto también impulsa a la gente a ser conformista.

Si ampliamos nuestros horizontes, vemos que la realidad grave y densa en que vivimos es la aniquilación, perseguida en forma conciente, de la humanidad de “sobra” y de la Sagrada Madre Tierra por parte del sistema neoliberista actual. Con su carga de mentira, codicia y muerte, ha llegado a su plenitud. Parece de vivir las mismas condiciones que dieron la oportunidad a Cristo de revelarse: "cuando llegò el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo ..." (Gal 4:04).

El Evangelio, entonces –esta vez en la versión de Mateo– nos hace recuperar el aliento y nos provoca con una anotaciòn aparèntemente sólo cronológica: “Despuès del sàbado”.

"Después del sábado" significa que la creación, con la revelación que conlleva, no termina con el séptimo día (o sea no termina con el reposo, ni con la tumba), sino que continúa. La resurrección testifica que Dios da a luz a cosas nuevas. Incluso hoy en día. La novedad se convierte en la norma de Dios. "Pasado el sábado": la resurrección implica demasiadas novedades para que nos encerremos dentro del ya conocido, del ya dicho. Este último recibe su sentido y su plenitud sólo a la luz de la resurrección. "A la luz de la resurrección, la realidad puede ser entendida como la presencia de la trascendencia en la historia" (Ignacio Ellacuría). Así que, como la vida, tambien la resurrección ahora està ìnsita dentro a la naturaleza humana. Y, cómo podemos dar la vida, asì, si somos resucitados con Cristo, somos hechos capaces de resucitar esta nuestra realidad que parece muerta.

Si el bien se manifiesta en toda su plenitud en la plenitud del mal, entonces, tambien para nosotros, no tardarà a venir, la resurrección va a suceder pronto.